Descubren cómo la musicoterapia mejora el ánimo y la conducta en personas con demencia
Esta intervención no farmacológica se perfila como una alternativa accesible y efectiva en el tratamiento de esta condición. Qué dicen los nuevos estudios.
La demencia es un término colectivo que designa síndromes cerebrales degenerativos progresivos que afectan la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las emociones.
La Asociación Internacional de Enfermedades de Alzheimer informó que en 2019 había 55 millones de personas con demencia en todo el mundo, una cifra que se prevé que aumente a 139 millones en 2050.
Si bien existen algunos medicamentos, el uso terapéutico de la música se considera un enfoque relativamente simple y económico que sigue siendo accesible incluso en las últimas etapas de la demencia.
Demencia: la música mejora el estado de ánimo y la conducta
Una nueva revisión realizada por varias instituciones de los Países Bajos encontró evidencia de que la terapia basada en la música puede beneficiar a las personas que viven con demencia, particularmente al mejorar los síntomas de la depresión.
El equipo de investigación examinó las pruebas de 30 estudios en los que participaron 1.720 personas. Investigaron los efectos de las intervenciones terapéuticas basadas en la música sobre el bienestar emocional, incluida la calidad de vida, los trastornos del estado de ánimo, los problemas de conducta, el comportamiento social y la cognición. La mayoría de los participantes se encontraban en residencias de ancianos y las intervenciones se realizaron de forma individual o en grupo.
Casi todas las terapias incluían elementos activos (como tocar instrumentos), a menudo combinados con elementos receptivos (como escuchar música en vivo a cargo de un terapeuta).
Mejora los síntomas depresivos
Los resultados sugieren que la terapia basada en la música probablemente mejora los síntomas depresivos y puede mejorar los problemas generales de conducta al final del tratamiento.
Es poco probable que la terapia musical tenga un impacto significativo en la agitación, la agresividad, el bienestar emocional o la cognición, pero, en comparación con otras intervenciones, hay cierta evidencia de que puede mejorar la conducta social y podría reducir la ansiedad.
Los efectos a largo plazo, más allá de cuatro semanas después del tratamiento, pueden ser menores, pero siguen siendo inciertos debido al número limitado de ensayos que monitorean los efectos una vez finalizado el tratamiento.
La revisión también destaca el creciente reconocimiento de las intervenciones no farmacológicas en el cuidado de la demencia.
Fuente: La Voz