Minimalismo mental: ¿qué es y cómo nos beneficia?

Un exceso de pensamientos y emociones descontroladas pueden saturarnos y paralizarnos. Practicar el minimalismo mental nos ayuda a centrarnos en lo esencial.

¿Escuchaste hablar del minimalismo? Lo más probable es que sí, y es que esta tendencia a vivir con lo esencial cada vez gana más adeptos. Generalmente, este término se asocia a la organización de los entornos y a las posesiones materiales, pero también puede aplicarse al espacio psicológico (minimalismo mental).

Para saber si podés beneficiarte al implementarlo, tenés que hacerte la siguiente pregunta: ¿soles sentirte desbordado o bloqueado por la cantidad de ideas y pensamientos que se amontonan en tu psique? ¿Tenés multitud de tareas pendientes y no sabés cómo priorizar para hacerte cargo de ellas? ¿Sueles sufrir confusión, estrés o ansiedad? Si es así, puede que esta propuesta te resulte de gran ayuda.

¿Qué es el minimalismo mental?

El minimalismo se basa en el lema “menos es más”, pero no se refiere a eliminar objetos de forma aleatoria o por el mero hecho de deshacerse de ellos. En realidad, el objetivo consiste en seleccionar lo verdaderamente importante y significativo, lo que aporta; y, así, hacer espacio y poder disfrutar de entornos más organizados y funcionales.

Trasladando la idea al plano psicológico, seguimos la misma línea, por lo que el minimalismo mental implica poner orden y estructurar las ideas identificando qué pensamientos nos sirven y cuáles no. De este modo, creamos paz mental y somos más capaces de afrontar retos y tomar decisiones.

En definitiva, se trata de crear y mantener una higiene mental que nos permita enfocarnos en lo relevante y no abrumarnos ni distraernos con elementos de desecho. Dado que vivimos en un mundo acelerado, recibiendo enormes cantidades de estímulos por minuto, esta no es una tarea fácil y requiere de práctica y dedicación.

¿Cómo aplicar el minimalismo mental?

Para implementar el minimalismo mental, pueden seguirse una serie de pasos y ayudarnos de diversas técnicas. A continuación vamos a comentar las más relevantes.

Observa tus pensamientos

Como primer paso, debemos reconocer el terreno. ¿Qué pensamientos tenemos? ¿Qué emociones estamos experimentando?

Curiosamente, la mayor parte del tiempo no somos conscientes de los contenidos de nuestra mente. Estos pasan inadvertidos y se aglomeran, desordenados y desatendidos, impidiéndonos funcionar de manera adecuada.

Por ello, acostúmbrate a observarlos, sin juicios, con la mera intención de hacerte consciente de lo que está ocupando tu espacio interior.

Selecciona y dirige la atención

El siguiente paso consiste en identificar los contenidos internos que son relevantes y positivos y cuáles son prescindibles o constituyen un lastre.

En primer lugar, al poner el foco de atención en los pensamientos y emociones constructivas logramos amplificarlos y acostumbrarnos a seleccionarlos de forma prioritaria. De este modo, restamos poder al diálogo interno negativo o a las creencias limitantes. En lugar de luchar contra ellas, de tratar de eliminarlas, resulta más efectivo alimentar aquellas que deseemos mantener.

Por otro lado, esto nos ayuda a priorizar. No es posible atender a cada pensamiento y cada idea, no es viable tener bajo control cada aspecto de nuestra vida. Por ello, despejaremos nuestro terreno mental si sabemos qué es lo realmente relevante; teniendo claras las prioridades, podremos organizar mejor el tiempo.

Cada escala u orden es personal; en este sentido, haríamos bien en ponerle coto a la influencia que puedan tener las imposiciones sociales.

Para algunas personas, la estabilidad económica será fundamental, mientras que para otras el bienestar espiritual o las relaciones sociales armónicas serán más prioritarias. Descubre qué es lo verdaderamente importante para ti y ocúpate de ello, lo demás puede esperar.

Practicá la atención plena

En relación con lo anterior, has de saber que dirigir la mente es un acto voluntario y activo, no sucede naturalmente (al menos al inicio). Generalmente las personas tendemos a vagar mentalmente entre el pasado y el futuro, a saltar de una idea a otra de forma frenética. Para revertir esta tendencia, resulta muy positivo practicar la atención plena.

Centráte en el momento presente, en las acciones que estás llevando a cabo o en las sensaciones que estás experimentando. Cuando tu mente se disperse hacia otro tipo de pensamientos indeseados, redirigilo de nuevo.

Simplificá y concretá

El minimalismo mental consiste en simplificar, en liberarnos de lo superfluo y lo redundante y quedarnos únicamente con lo esencial. A este respeto, se hace necesario aprender a concretar las ideas, poder expresarlas en pocas palabras de forma concisa.

Esto ayuda a liberar espacio mental y a tener una dirección más clara, y para lograrlo, podemos recurrir a la escritura. ¿Cómo te sientes?, ¿qué te preocupa?, ¿qué deseas lograr?, trata de dar respuesta a estas preguntas de la forma más concreta y precisa. En el proceso, lograrás deshacerte de confusión y distracción y obtendrás una mayor organización mental.

Cuida la información que consumís

Por último, resulta muy positivo aprender a regular la información que consumimos y cómo lo hacemos. Un exceso de datos y de estimulación puede llegar a bloquearnos, especialmente si estos no son de buena calidad. Por ello, hemos de ser selectivos con aquello de lo que nos nutrimos (algo que aplica de igual forma para las relaciones sociales).

En esta era de la inmediatez es común saltar de unas aplicaciones a otras, deslizar contenidos en décimas de segundo y no centrar nunca la atención. Este hábito puede trasladarse a nuestro día a día real y perjudicarnos, por lo que alejarnos de las redes sociales y emplear nuestro tiempo en otro tipo de ejercicios como la lectura o la pintura puede ser mucho más beneficioso para nuestra paz mental.

El minimalismo mental es una fuente de paz

Hay quien confunde la felicidad con la alegría, pero esta en realidad tiene más que ver con la tranquilidad. Cuando nuestra mente está limpia, sosegada y organizada, solemos alcanzar estados de plenitud de una forma mucho más sencilla.

Así, si te sentís estresado, sobrepasado e incapaz de lidiar con tu día a día, no dudés en aplicar el minimalismo mental: cuando todo se ordene interiormente serás mucho más capaz de hacer frente a las demandas del ambiente.

Fuente: La Mente es Maravillosa

 

 

 

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