Piyamadas, una moda que es furor en Salta
Las piden los chicos de 7 a 12 años y en Salta ya tenemos opciones de empresas que ofrecen este servicio.

Salta.- Las carpitas simulan un campamento indio, adornado con almohadones, luces, mantitas, colchonetas y otros adornos, las empresas que ofrecen este servicio crean un escenario de película, los chicos recrean su propia aventura nocturna sin salir del living de casa. Hace 20 años se las llamaba pijama party y se organizaban con lo que había a mano en casa. Hoy, los pequeños les dicen “piyamadas” y no pueden faltar los disfraces, el karaoke y las luces led. Son furor en todo el país y hace unos meses llegaron también a Salta.
Ya hay empresas que ofrecen este servicio en la zona:
“Vimos una necesidad, por tener hijos y sobrinos en edad de piyamada y viendo ideas de cómo organizarla”, comentó Paula, de Chic Pijamadas Salta.
El servicio consiste en alquilar carpas del estilo tipi, similares a las de las tribus nómades norteamericanas, que son populares entre los chicos por las películas. El campamento se decora con guirnaldas, luces, almohadones, banderines y, como extra, se agrega el desayuno para el día siguiente. Para los pequeños, que crecieron entre el celular y la electrónica, esa diversión es toda una novedad.
Las carpas se arman al anochecer en la sala (ahora en invierno) o jardín (la temporada de verano) y se retiran al día siguiente.
“Yo estoy en plena organización, arrancando; hace poco hice una piyamada como regalo a mi sobrina, que me encantó porque es compartir cara a cara con los amigos, y ahora me largué con el emprendimiento”, contó Paula. Añadió que “por suerte, esto es como un boom que vino para quedarse”.
Los preadolescentes lo prefieren para festejar el cumple y, para los papis, es más barato que un pelotero y más seguro que irse de campamento”. Dijo que los chicos “conocen esta moda de hace tiempo, pero los padres todavía necesitan que les expliques qué es eso de las tipis y los piyamas”.
Las piyamadas se están consolidando como una nueva costumbre salteña, que renovó la clásica invitación a quedarse a dormir con un amiguito. En vez de budín ahora hay cupcakes y un marco para selfies, pero la complicidad de una noche sin adultos es la misma.
Las empresas de piyamadas que hay en la zona trabajan por estos días con la agenda completa. Hoy, para conseguir turno, hay que llamar con anticipación. Las piyamadas tienen como ventaja el precio, que suele ser la mitad de lo que se pide por un pelotero. El monto mínimo ronda los 1500 pesos y rara vez supera los 3 mil. Se trata de festejos más bien íntimos, pensados para una reunión de no más de 8 chicos.
“Las que más se animan a la piyamada son las nenas, aunque estamos teniendo también muchos varones que eligen disfrazarse y bailar”, explicaron.
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